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Kropp, en cambio, es un pensador. Propone que la declaración de guerra sea una especie de fiesta popular con entradas y bandas, como una corrida de toros. Entonces, en la arena, los ministros y generales de los dos países, vestidos con bañadores y armados con garrotes, pueden enfrentarse entre sí. El que sobreviva al país gana. Eso sería mucho más simple y más que este arreglo, donde la gente equivocada hace la lucha