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  • Cuando Daenerys Targaryen se puso en pie, su negro siseó y un humo pálido salió de su boca y sus fosas nasales. Los otros dos se apartaron de sus pechos y sumaron sus voces a la llamada, desplegando alas translúcidas que agitaron el aire y, por primera vez en cientos de años, la noche cobró vida con la música de los dragones.

    George R. R. Martin (2003). “A Game of Thrones: A Song of Ice and Fire: Book One”, p.816, Bantam