Autores:
  • Me incliné hacia delante y le besé. Sus ojos se abrieron de par en par, entonces sus labios se separaron y me devolvió el beso, con su boca cálida y firme contra la mía, y aquella sensación flotante me inundó y me atravesó, y fue tan increíble que, cuando terminó, me quedé allí, con la cara tan cerca de la suya que podía sentir su aliento, ver aquellos increíbles ojos ámbar, y eso era todo lo que podía ver, todo lo que quería ver.

    Kelley Armstrong (2011). “The Gathering: Number 1 in series”, p.52, Hachette UK