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  • Hay que distinguir entre la escritura que nos permite aferrarnos a la vida aunque estemos aferrados a viejas heridas y lesiones y la escritura que nos ofrece un espacio en el que podemos enfrentarnos a la realidad de tal modo que vivimos más plenamente. Esa escritura no es un ancla a la que nos aferramos equivocadamente para no ahogarnos. Es la escritura que realmente rescata, que nos permite llegar a la orilla, recuperarnos.

    bell hooks (2013). “remembered rapture: the writer at work”, p.11, Henry Holt and Company