Autores:
  • El universo se estremece de horror de que tengamos a este Dios infinitamente valioso, infinitamente profundo, infinitamente rico, infinitamente sabio, infinitamente amoroso, y en lugar de perseguirlo con pasión firme y furia cautivada - en lugar de amarlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza; en lugar de atribuirle gloria y honor y alabanza y poder y sabiduría y fuerza - sólo tratamos de tomar sus juguetes y correr. Sigue siendo idolatría querer a Dios por sus beneficios, pero no por sí mismo.