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  • Antes me fascinaba su leyenda, todas las historias que había oído antes de conocerle. Ahora vuelvo a sentir la misma fascinación. Imagino su rostro, tan bello incluso después del dolor, la tortura y la pena, sus ojos azules brillantes y sinceros. Me avergüenza admitir que disfruté de mi breve estancia con él en su celda. Su voz puede hacer que me olvide de todos los detalles que pasan por mi mente, trayendo consigo emociones de deseo, o miedo en su lugar, a veces incluso ira, pero siempre desencadenando algo. Algo que antes no estaba ahí.