-
Señalé la herida. "Ha desaparecido", dije. Mi abuela sonrió, y eso fue todo lo que necesité para dejar de ver la cicatriz y reconocerla de nuevo. "Sí", dijo. "¿Pero ves cuánto queda de mí?
Señalé la herida. "Ha desaparecido", dije. Mi abuela sonrió, y eso fue todo lo que necesité para dejar de ver la cicatriz y reconocerla de nuevo. "Sí", dijo. "¿Pero ves cuánto queda de mí?