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Busco en mi cerebro la verdad. "Lo quiero más que nada, siempre y cuando me prometas una cosa". "¿Y qué cosa?" "Que si en algún momento es demasiado para ti, me dejarás, te marcharás". "Eso nunca sucederá", me garantiza. "Tienes que darme algo de crédito. Me dejaste, me arrancaste el corazón y luego volviste actuando como un robot, ¿y sabes qué? Lo superamos. Tú y yo, bien o mal, estamos hechos el uno para el otro. Nos hacemos el uno al otro.