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La miel no sabe tan bien una vez que se come; el objetivo no significa tanto una vez que se alcanza; la recompensa no es tan gratificante una vez que se ha dado. Si sumamos todas las recompensas de nuestra vida, no tendremos muchas. Pero si sumamos los espacios *entre* las recompensas, tendremos bastante. Y si sumamos las recompensas *y* los espacios, lo tendremos todo: cada minuto del tiempo que pasamos.