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  • Es una gran locura creer que las armas nucleares sólo son mortales si se utilizan. El hecho de que existan, su presencia en nuestras vidas, causará más estragos de los que podemos imaginar. Las armas nucleares impregnan nuestro pensamiento. Controlan nuestro comportamiento. Administran nuestras sociedades. Informan nuestros sueños. Se entierran como ganchos de carne en la base de nuestros cerebros. Son proveedoras de locura. Son los colonizadores por excelencia. Más blancos que cualquier hombre blanco que haya existido. El corazón mismo de la blancura.