-
El tiempo fue nuestro primer rey. Todos vivimos al ritmo agresivo del reloj. No nos cuestionamos que nuestras vidas son un entramado de segundos; incluso nuestro pulso nos obedece. Ningún otro rey puede aspirar a este tipo de poder.
El tiempo fue nuestro primer rey. Todos vivimos al ritmo agresivo del reloj. No nos cuestionamos que nuestras vidas son un entramado de segundos; incluso nuestro pulso nos obedece. Ningún otro rey puede aspirar a este tipo de poder.