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Para mí, una dama no es frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola, frívola. Tú y yo tenemos el don de la feminidad... cuanto más femeninas seamos, más masculinos serán los hombres y más se glorificará a Dios. Sean mujeres, sean solo mujeres, sean mujeres reales en obediencia a Dios.