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Las personas que conocen bien a Dios -los místicos, los ermitaños, los orantes, los que lo arriesgan todo para encontrar a Dios- se encuentran siempre con un amante, no con un dictador.
Las personas que conocen bien a Dios -los místicos, los ermitaños, los orantes, los que lo arriesgan todo para encontrar a Dios- se encuentran siempre con un amante, no con un dictador.