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El tiempo es como un anfitrión elegante
que estrecha ligeramente la mano de su invitado de despedida,
y con el brazo extendido, como si quisiera volar,
se agarra a la llegada.
El tiempo es como un anfitrión elegante
que estrecha ligeramente la mano de su invitado de despedida,
y con el brazo extendido, como si quisiera volar,
se agarra a la llegada.