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En seguida se levantó y se acercó a la vitrina ante la que estaba ella. Sus estantes de cristal estaban atestados de pequeños objetos rotos -utensilios domésticos, adornos y bagatelas personales difícilmente reconocibles- hechos de cristal, de arcilla, de bronce descolorido y de otras sustancias desdibujadas por el tiempo.
Parece cruel", dijo, "que después de un tiempo nada importe... más que estas pequeñas cosas, que solían ser necesarias e importantes para personas olvidadas, y que ahora tienen que ser adivinadas bajo una lupa y etiquetadas: "Uso desconocido".'