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La felicidad pertenece a quienes se bastan a sí mismos. Porque todas las fuentes externas de felicidad y placer son, por su propia naturaleza, muy inciertas, precarias, efímeras y sujetas al azar.
La felicidad pertenece a quienes se bastan a sí mismos. Porque todas las fuentes externas de felicidad y placer son, por su propia naturaleza, muy inciertas, precarias, efímeras y sujetas al azar.