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El comienzo de un hábito es como un hilo invisible, pero cada vez que repetimos el acto fortalecemos la hebra, le añadimos otro filamento, hasta que se convierte en un gran cable y nos ata irrevocablemente pensamiento y acto.
El comienzo de un hábito es como un hilo invisible, pero cada vez que repetimos el acto fortalecemos la hebra, le añadimos otro filamento, hasta que se convierte en un gran cable y nos ata irrevocablemente pensamiento y acto.