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Los maestros, que educan a los niños, merecen más honor que los padres, que se limitaron a darles a luz; pues estos últimos les proporcionaron la mera vida, mientras que los primeros les aseguran una buena vida.
Los maestros, que educan a los niños, merecen más honor que los padres, que se limitaron a darles a luz; pues estos últimos les proporcionaron la mera vida, mientras que los primeros les aseguran una buena vida.