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Enseñamos a las niñas a encogerse, a hacerse más pequeñas. Les decimos: 'Puedes tener ambición, pero no demasiada. Debes aspirar a tener éxito, pero no demasiado. De lo contrario, amenazarás al hombre'. Como soy mujer, se espera de mí que aspire al matrimonio. Se espera de mí que tome las decisiones de mi vida teniendo siempre presente que el matrimonio es lo más importante. Ahora bien, el matrimonio puede ser una fuente de alegría, amor y apoyo mutuo, pero ¿por qué enseñamos a las chicas a aspirar al matrimonio y no enseñamos lo mismo a los chicos?