-
La larga experiencia me ha enseñado que el quid de mi suerte es si puedo irradiar buena voluntad hacia mi público. Sólo hay una manera de hacerlo: sentirlo. Se puede engañar a los ojos y a la mente del público, pero no al corazón.
La larga experiencia me ha enseñado que el quid de mi suerte es si puedo irradiar buena voluntad hacia mi público. Sólo hay una manera de hacerlo: sentirlo. Se puede engañar a los ojos y a la mente del público, pero no al corazón.