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Se ha informado de que estuve gravemente enfermo... fue otro hombre; moribundo... fue otro hombre; muerto... el otro hombre otra vez... Por lo que veo, no queda nada por informar, excepto que me he convertido en extranjero. Cuando lo oigas, no lo creas. Y no te tomes la molestia de negarlo. Basta con izar la bandera americana en nuestra casa de Hartford y dejarla hablar.