Porque las historias nos enseñan que la libertad buscada fuera de tiempo, en una época corrupta y degenerada, llevó a Roma misma a una mayor esclavitud: porque la libertad tiene un filo agudo y doble, apto sólo para ser manejado por hombres justos y virtuosos; para los malos y disolutos, se convierte en un mal inmanejable en sus propias manos: ni se da completamente, sino por aquellos que tienen la feliz habilidad de saber qué es agravio e injusto para un pueblo, y cómo eliminarlo sabiamente; qué leyes buenas faltan, y cómo redactarlas sustancialmente, para que los hombres buenos puedan disfrutar de la libertad que merecen, y los malos del freno que necesitan.