-
No debes perder la confianza en Dios porque perdiste la confianza en tu pastor. Si nuestra confianza en Dios tuviera que depender de nuestra confianza en cualquier persona humana, estaríamos sobre arena movediza.
No debes perder la confianza en Dios porque perdiste la confianza en tu pastor. Si nuestra confianza en Dios tuviera que depender de nuestra confianza en cualquier persona humana, estaríamos sobre arena movediza.