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Las mujeres, más que los hombres, pueden despojar a la guerra de su glamour y de sus heroísmos y patriotismos trasnochados, y verla como un demonio de destrucción y horrible maldad.
Las mujeres, más que los hombres, pueden despojar a la guerra de su glamour y de sus heroísmos y patriotismos trasnochados, y verla como un demonio de destrucción y horrible maldad.