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Los extremos son para nosotros como si no lo fueran, y no estamos a su alcance. Se nos escapan, o nosotros a ellos. Este es nuestro verdadero estado; esto es lo que nos hace incapaces del conocimiento cierto y de la ignorancia absoluta... Esta es nuestra condición natural, y sin embargo la más contraria a nuestra inclinación; ardemos en deseos de encontrar un terreno sólido y una base segura sobre la que construir una torre que llegue hasta el Infinito. Pero todo nuestro cimiento se resquebraja, y la tierra se abre a abismos.