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La paz no reside únicamente en las cartas y los pactos. Reside en los corazones y las mentes de todas las personas. Así pues, no depositemos todas nuestras esperanzas en pergaminos y papeles, esforcémonos por construir la paz, el deseo de paz, la voluntad de trabajar por la paz en los corazones y las mentes de todos nuestros pueblos. Creo que podemos hacerlo. Creo que los problemas del destino humano no están fuera del alcance de los seres humanos.