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El Dios bondadoso que nos creó a todos y cada uno de nosotros con amor y salpicó el cielo de estrellas brillantes para nuestro deleite: ese Dios es, como Papá Noel, un mito de la infancia, no algo en lo que un adulto cuerdo y no engañado pueda creer literalmente. Que Dios debe convertirse en un símbolo de algo menos concreto o abandonarse por completo.