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El amor propio no se caza. No se puede comprar. Nunca está en venta. No puede fabricarse a partir de relaciones públicas. Nos llega cuando estamos solos, en momentos tranquilos, en lugares tranquilos, cuando de repente nos damos cuenta de que, conociendo el bien, lo hemos hecho; conociendo lo bello, lo hemos servido; conociendo la verdad, la hemos dicho