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La seguridad y la protección no son fruto de la casualidad, sino del consenso colectivo y la inversión pública. Debemos a nuestros hijos, los ciudadanos más vulnerables de nuestra sociedad, una vida libre de violencia y miedo.
La seguridad y la protección no son fruto de la casualidad, sino del consenso colectivo y la inversión pública. Debemos a nuestros hijos, los ciudadanos más vulnerables de nuestra sociedad, una vida libre de violencia y miedo.