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Por supuesto, el cuerpo-dharma de Buda era el seto del fondo del jardín. Al mismo tiempo, y no menos evidentemente, eran esas flores, era cualquier cosa que yo -o más bien el bendito No-Yo- quisiera mirar.
Por supuesto, el cuerpo-dharma de Buda era el seto del fondo del jardín. Al mismo tiempo, y no menos evidentemente, eran esas flores, era cualquier cosa que yo -o más bien el bendito No-Yo- quisiera mirar.