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La creciente diversidad étnica de este siglo, una época en la que todos seremos minorías, nos ofrece una invitación a crear una memoria más amplia de lo que somos como estadounidenses y a reafirmar nuestro principio fundacional de igualdad. Dejemos a un lado los temores a la desunión de América y las advertencias sobre el choque de civilizaciones. Como cantaba Langston Hughes, dejemos que América sea América, donde la igualdad está en el aire que respiramos.