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Compartamos nuestra abundancia y hagamos más fuerte a nuestro país. Podemos fomentar programas que recojan y distribuyan el excedente de alimentos preparados a organizaciones locales que ayudan a los hambrientos de nuestras propias comunidades. También podemos apoyar los programas que suministran productos básicos a los bancos de alimentos. Todo forma parte de comprometer la riqueza y los recursos de nuestro país para acabar con el hambre infantil.