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El hecho de que no existan límites a la capacidad destructiva de esta arma [la "Súper", es decir, la bomba de hidrógeno] convierte su propia existencia y el conocimiento de su construcción en un peligro para la humanidad en su conjunto. Se trata necesariamente de algo maligno considerado desde cualquier punto de vista. Por estas razones, creemos que es importante que el Presidente de los Estados Unidos diga al público americano y al mundo lo que pensamos que es erróneo desde el punto de vista de los principios éticos fundamentales iniciar el desarrollo de tal arma.