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  • Como con el capullo, así con la flor. Un niño es lo único conocido de lo que se puede hacer un hombre. Espero que nosotros, como padres, estemos enseñando a nuestros hijos que son hijos e hijas de Dios, y que tienen la capacidad de llegar a ser como Él. Fue el viejo tejedor de Edimburgo quien rezó: "Oh Dios, ayúdame a tener una buena opinión de mí mismo". Del mismo modo, yo aconsejaría a los jóvenes que tuvieran una buena opinión de sí mismos, que recordaran quiénes son realmente y que pusieran su fe en su Padre Celestial.