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Todo juego aspira a la condición de paraíso... a través del juego en todas sus formas... esperamos alcanzar un estado que nuestra gran cultura grecorromana y judeocristiana siempre ha sabido que estaba perdido. No sabemos dónde existe, aunque siempre lo hemos imaginado como un jardín... siempre como algo lejano, como un lugar verde cerrado... El paraíso es un sueño antiguo... Es un sueño de nosotros mismos como algo mejor de lo que somos, de vuelta a lo que fuimos.