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La vista ideal para escribir a diario, hora tras hora, es la pared de ladrillo en blanco de un almacén frigorífico. Si no, basta con un trozo de cielo, a ser posible despejado.
La vista ideal para escribir a diario, hora tras hora, es la pared de ladrillo en blanco de un almacén frigorífico. Si no, basta con un trozo de cielo, a ser posible despejado.