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¡Oigo a un petirrojo llamando!
Escucha, ¡el viento viene del sur!
Y la flor del huerto está cayendo
Dulce como un beso en la boca.
En el valle de ensueño de hayas
Hermosa y tenue es la niebla tejida,
Y los tramos orientales del río
Son la amatista más pálida.
Todos los arroyos límpidos cantan
de la atracción de los días de abril;
Todas las cañadas de pinos suenan
Con las más locas rondas.
Ven y busquemos juntos
la sabiduría primaveral de los narcisos,
Dando al tiempo dorado
Saludando en las colinas cálidas por el sol.