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¿Has visto alguna vez cómo las nubes adoran una montaña? Dan vueltas a su alrededor; a veces ni siquiera puedes ver la montaña por las nubes. Pero, ¿sabes qué? ... Las nubes nunca cubren la cabeza. Su cabeza asoma, porque las nubes le dejan; no le envuelven. Le dejan mantener la cabeza alta, libre.