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  • El hogar de uno es como un delicioso trozo de tarta que pides en un restaurante de una carretera rural una acogedora tarde -el mejor trozo de tarta que has comido en tu vida- y que nunca puedes volver a encontrar. Cuando uno se va de casa, puede sentirse nostálgico, aunque tenga una casa nueva con un papel pintado más bonito y un lavavajillas más eficaz que la casa en la que creció.