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Soy historiador, no soy creyente, pero debo confesar como historiador que este predicador sin dinero de Nazaret es irrevocablemente el centro mismo de la historia. Jesucristo es fácilmente la figura más dominante de toda la historia.
Soy historiador, no soy creyente, pero debo confesar como historiador que este predicador sin dinero de Nazaret es irrevocablemente el centro mismo de la historia. Jesucristo es fácilmente la figura más dominante de toda la historia.