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  • La gente habla de imitar a Cristo, y lo imita en las pequeñas cosas formales insignificantes, como lavar los pies, rezar Su oración, etc.; pero si alguien intenta la verdadera imitación de Él, no hay límites para el clamor con que se condena la presunción de esa persona.

    Florence Nightingale, Michael D. Calabria, Janet A. Macrae (1994). "Sugerencias para el pensamiento de Florence Nightingale: Selections and Commentaries", p.114, University of Pennsylvania Press