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Para el artista, Él es el todo encantador; para el educador, Él es el maestro magistral. Para el filósofo, Él es la sabiduría de Dios; para el solitario, Él es un hermano; para el triste, un consuelo; para el afligido, la resurrección y la vida. Y para el pecador es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.