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  • Tómatelo a pecho y no dudes de que fuiste tú quien mató a Cristo. Tus pecados ciertamente lo hicieron, y cuando veas los clavos clavados en sus manos, ten por seguro que estás reflexionando, y cuando las espinas atraviesen su frente, sabe que son tus malos pensamientos.

    Martin Luther (1997). “Martin Luther's Easter Book”, p.82, Augsburg Books