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  • En cuanto a las pirámides, no hay nada que admirar en ellas más que el hecho de que tantos hombres se degradaran lo suficiente como para pasar sus vidas construyendo una tumba para un bobo ambicioso, a quien habría sido más sabio y más varonil ahogar en el Nilo y luego entregar su cuerpo a los perros.

    Henry David Thoreau (1882). “Walden”, p.93