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No hay nada más repugnante que el cacareo sobre la libertad por parte de los esclavos, como lo son la mayoría de los hombres, y la frívola confusión con la libertad de algún preámbulo de papel como una Declaración de Independencia, o el derecho estatutario a votar, por parte de aquellos que nunca se han atrevido a pensar o a actuar.