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Empobrecemos a Dios en nuestras mentes cuando decimos que debe haber respuestas a nuestras oraciones en el plano material; las mayores respuestas a nuestras oraciones están en el reino de lo invisible.
Empobrecemos a Dios en nuestras mentes cuando decimos que debe haber respuestas a nuestras oraciones en el plano material; las mayores respuestas a nuestras oraciones están en el reino de lo invisible.