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  • La negligencia en la oración marchita al hombre interior. Nada puede sustituirla, ni siquiera el trabajo cristiano. Muchos están tan preocupados por el trabajo que dejan poco tiempo para la oración. Por eso no pueden expulsar a los demonios. La oración nos capacita primero interiormente para vencer al enemigo y luego exteriormente para tratar con él.

    Watchman Nee (1993). “The Finest of the Wheat, vol 2 - Hardcover: Selected Excerpts from the Published Works of Watchman Nee”, p.66, Christian Fellowship Publishers