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No hay abismo en la sociedad que no pueda ser firme y permanentemente salvado por la intercesión; no hay enemistad o desamor que no pueda ser sanado por el mismo ejercicio del amor.
No hay abismo en la sociedad que no pueda ser firme y permanentemente salvado por la intercesión; no hay enemistad o desamor que no pueda ser sanado por el mismo ejercicio del amor.