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Orar no significa que yo deba rebajar a Dios a mis pensamientos y propósitos, y doblegar su gobierno de acuerdo con mis nociones necias, tontas y a veces pecaminosas. La oración significa que he de elevarme al sentimiento, a la unión y al designio con Él; que he de entrar en su consejo y llevar a cabo plenamente su propósito.