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Hay cosas peores que haberse comportado tontamente en público. Hay cosas peores que estas traiciones en miniatura, cometidas o sufridas o sospechadas; hay cosas peores que no poder dormir por pensar en ellas. Son las cinco de la mañana. Todas las cosas peores llegan acechando y se quedan heladas alrededor de la cama con un aspecto cada vez peor.